En el mes de enero de 2020 saltaba la noticia de un brote epidémico de enfermedad respiratoria aguda causada por un agente desconocido que la OMS ha acabado declarando como pandemia de enfermedad por coronavirus-19 (COVID-19) y que ha causado que España y otros países se encuentren actualmente en estado de alarma. Su agente causal es un coronavirus llamado SARS coronavirus 2 (SARS-CoV-2).

Durante este tiempo se ha especulado mucho sobre el posible origen de esta pandemia y se han hecho extensivas de forma poco rigurosa algunas conclusiones derivadas de la emergencia de otras enfermedades causadas por coronavirus como el SARS o el MERS. La epidemia de síndrome respiratorio severo agudo (SARS por sus siglas en inglés) se declaró en 2003 también en China y fue causada por el SARS coronavirus 1 (SARS-CoV-1), causando más de 8.000 casos y casi 800 muertes en varios países. Se considera que las civetas fueron la fuente directa del brote, ya que el virus pudo detectarse en muestras de estos animales procedentes del mercado de animales vivos de la ciudad de Guandong donde se originó. Sin embargo, nunca se pudo encontrar el virus en civetas salvajes, por lo que se consideró que estos animales no eran su reservorio natural, sino un hospedador intermediario. Dicho reservorio natural se comenzó a buscar en otras especies animales de China, encontrándose virus muy parecidos (conocidos genéricamente como coronavirus similares a SARS) en murciélagos de herradura (Rhinolophus sp). Estudios posteriores han revelado la presencia de coronavirus similares a SARS en murciélagos de otras partes del mundo, así como una gran variedad de otros coronavirus. Estos virus no parecen producirles enfermedad, lo que es muestra de una buena adaptación mutua desarrollada durante una larga historia evolutiva común. Este hecho ha llevado a proponer como hipótesis (así permanece a día de hoy) para la emergencia del SARS un salto de especie de murciélago de herradura a civeta y de ésta al ser humano.

En el año 2012 se declaró en Arabia Saudita otro brote de lo que se vino posteriormente a denominar síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS por sus siglas en inglés), que resultó ser causado por otro coronavirus transmitido por el dromedario. A fecha de hoy ya se han declarado 2.494 casos y 854 fallecimientos, la gran mayoría en países del Golfo Pérsico, aunque también se han declarado casos importados en otros países. A diferencia del SARS, el salto de dromedario a humano no ha constituido un evento único y una buena parte de las infecciones diagnosticadas están asociadas a contacto con estos animales, ya que la capacidad del virus para establecer cadenas de transmisión efectivas entre humanos es muy limitada. Entre la gran variedad de coronavirus de murciélagos también se encuentran algunos filogenéticamente cercanos al coronavirus MERS, hecho que es interpretado por la OMS en su hoja descriptiva de la enfermedad como que “no se conocen bien los orígenes del virus pero, según se desprende del análisis de varios de sus genomas, se cree que el virus habría podido originarse en murciélagos y haberse transmitido a los camellos en algún momento de un pasado lejano”, ilustrando como la prudencia y el rigor deben imperar a la hora de extrapolar conclusiones generales sobre biología evolutiva a la investigación del origen de brotes epidémicos concretos.Las primeras investigaciones epidemiológicas sobre la COVID-19 han mostrado que el origen del brote está ligado presumiblemente a un mercado de mariscos y animales silvestres, por lo que se supone que la fuente más probable debió de ser algún animal, aún por determinar, de entre los que allí se vendían, ya que las enfermedades emergentes suelen tener su origen en agentes infecciosos propios de animales, que logran adaptarse con éxito a los seres humanos adquiriendo capacidad para transmitirse de persona a persona. Sin embargo, no se ha publicado hallazgo alguno de este virus en muestras de animales procedentes de dicho mercado.

El virus más parecido al SARS CoV 2 es un coronavirus de murciélago (Bat CoV RATG13) detectado con anterioridad en China en un murciélago de herradura. Posteriormente se han descrito otros coronavirus muy similares en pangolines malayos (Manis javanica) intervenidos en aduanas chinas que, si bien son algo más distantes filogenéticamente a nivel de genoma completo, muestran mayores similaridades al SARS-CoV-2 en  sitios de unión a receptor celular que se consideran clave para la adaptación a humanos. Sin embargo, ninguno de estos virus ha sido detectado en el entorno espacio-temporal del brote y por tanto no es posible establecer ningún vínculo epidemiólogico con el mismo. Por otra parte, la distancia genética de cualquiera de ellos al SARS-CoV-2 sitúa a cualquier ancestro común, a años de distancia. Los datos actualmente disponibles NO sustentan, por tanto, la hipótesis más frecuentemente expuesta en los medios de comunicación consistente en un origen del virus en murciélago con el pangolín como hospedador intermediario. Se necesitan muchos más estudios adicionales para establecer el posible origen de esta pandemia.

En consecuencia:
1.- A día de hoy, la fuente de la pandemia de CoVID-19 sigue siendo desconocida.
2.- A día de hoy no está, en absoluto, establecido que los murciélagos hayan sido la fuente de la pandemia. El hallazgo de coronavirus semejantes a SARS en pangolines, sugiere que este grupo de virus no es exclusivo de murciélagos y que su espectro de huéspedes naturales podría ser más amplio de lo que se creía. La exitosa adaptación del SARS-CoV-2 a los seres humanos     apoyaría esta posibilidad.
3.- Sea cual fuere el origen, ni los murciélagos ni cualquier otro animal tienen ya papel alguno en el progreso de la epidemia, que se basa exclusivamente a la transmisión de persona a persona.
4.- Con independencia de cual haya sido la fuente de esta pandemia, el comercio ilegal y la venta sin control sanitario de especies animales silvestres son claros factores causales. Al objeto de prevenir futuras pandemias, la comunidad internacional debería intensificar de manera muy decidida su lucha contra esta lacra para la salud y la biodiversidad.

Juan Emilio Echevarría

Virólogo

Comisión de sanidad

Notificación emitida a cerca del COVID-19 y murciélagos por parte de EUROBATS.

Bibliografía:

 

SECEMU

La Asociación Española para la Conservación y el Estudio de los Murciélagos (SECEMU) es una asociación de ámbito estatal y sin ánimo de lucro que reúne a personas interesadas en la realización de estudios y el desarrollo de actividades de conservación de los murciélagos de España, promoviendo de manera particular su protección.